Una correcta alimentación es fundamental para nuestra salud, pero no siempre le prestamos la atención que se merece.
Te ofrecemos unas eficaces herramientas para evitar problemas nutricionales
Con el paso del tiempo, el cúmulo de ocupaciones, el descontrol y el estrés es habitual que dejemos de lado nuestro cuidado personal.
Sin embargo, si queremos mantener una buena salud tenemos que comenzar ya a recorrer el camino del bienestar.
Una de las formas más fáciles y más potentes a la hora de proteger nuestra salud día a día es que mantengamos nuestra alimentación y nuestro estilo de vida a raya. Pero, aunque seamos muy conscientes de ello, no siempre sabemos exactamente qué debemos hacer.
Por eso, en este artículo vamos a repasar cómo podemos ir nutriéndonos de manera óptima con alimentos de buena calidad, cómo podemos ir aumentando el respeto por nuestro cuerpo y cómo podemos energizar nuestra salud.
La nutrición óptima entraña algo más que comer las cantidades correctas de los nutrientes necesarios, también es comprender cómo se desarrollan los procesos metabólicos y los factores que influyen en ellos:
El estado emocional presente y pasado
La herencia genética
El consumo de macronutrientes (proteínas, grasas y carbohidratos)
El consumo de micronutrientes (minerales y vitaminas)
Hábitos de ejercicio
Entorno y horarios
La energía que nos aportan los alimentos
Muchas veces, haber nacido con un tipo de cuerpo u otro determina lo conscientes que debemos hacernos de nuestro cuidado nutricional a lo largo de la vida. Así, ser amables con nosotras mismas e integrar las herramientas de las que hablaremos a continuación nos encaminarán hacia una mejor imagen corporal.
Primera herramienta: comprender que el respeto y la aceptación son las piedras angulares de la salud
El primer paso es respetar nuestro cuerpo. Esto resulta muy difícil cuando sufrimos sobrepeso, estamos enfermas o hemos sido víctimas de malos tratos o abuso. Pero a todas nos es posible dejar de hablarle a nuestro cuerpo de manera insultante.
¿Le hablarías a un niño pequeño o a alguien a quien quieres de la misma manera en la que te hablas a ti cuando estás ante el espejo? Probablemente no, y seguro que si te has respondido sinceramente a esta pregunta te habrás dado cuenta de que eres muy dura contigo misma.
De esta manera, respetarte se convierte en un pilar fundamental a la hora de conseguir tu peso óptimo, ya que el respeto es fundamental para generar sentimientos que nos ayuden a llevar un vida activa y saludable.
Segunda herramienta: deshacerse del estrés emocional
El estrés emocional tiende a mantener firmemente en su lugar el exceso de grasa corporal y otro tipo de problemas nutricionales. Esto se debe a que las hormonas del estrés (cortisol y adrenalina) afectan de manera drástica al metabolismo, así como a nuestros hábitos (comer mal, llevar una vida sedentaria, no descansar, etc.)
Digamos que muchas veces “atiborrarnos” de comida nos hace sentir como que estamos tragándonos las penas. Esto es consecuencia del sufrimiento y de la inestabilidad emocional al que a veces estamos sometidas.
Esto puede o no generar un exceso de peso, pero lo que está claro es que alimentarnos de manera compulsiva sí genera un desequilibrio nutricional que podemos evitar reflexionando y relajándonos para resolver nuestros problemas.
Tercera herramienta: come para tener buena salud
Esta herramienta se resume en una premisa: ninguna dieta adelgazante funcionará si no comprendemos con qué tipos de alimentos funciona mejor nuestro cuerpo por naturaleza. Esto es algo que debemos explorar, pues solo así disfrutaremos de la comida.
Tenemos que saber que “la mentalidad dieta adelgazante” tiene consecuencias muy negativas sobre nuestra salud, sea cual sea el peso que tengamos. Analicemos qué es la mentalidad dieta respondiendo a unas preguntas:
¿Evitas comer durante todo el día para poder atiborrarte en la cena?
Cuando estás delante de un buffet, ¿decides que no debes comer aquello que te apetece?
¿Te pesas varias veces durante el día?
Cuando te subes a la báscula y ves que pesas medio kilo más, ¿te regañas por ello?
¿Te matas de hambre hasta el punto de que acabas devorando lo que te encuentres por el camino?
¿Te dices: “ahora comeré esto pero el lunes empiezo la dieta”?
¿Sabes cuántas calorías tienen la mayoría de los alimentos?
Si la respuesta a la mayor parte de estas preguntas es sí, tienes mentalidad dieta. Lo negativo de esto es que, cuando restringimos mentalmente lo que debemos comer, nuestro cuerpo acaba rebelándose.
Así, acaba reaccionando con un mecanismo de inacción fisiológica que disminuye la velocidad metabólica y hace que cada vez sea más difícil llevar a cabo cualquier intento de restricción. Por eso, debemos reflexionar sobre cómo comer para nutrirnos de la manera adecuada y no para adelgazar.
Cuarta herramienta: mantén un nivel adecuado de azúcar en sangre
Lo que mantiene el azúcar en sangre en los niveles correctos es simplemente comer en los momentos adecuados, la cantidad correcta de proteínas, el tipo correcto de hidratos de carbono y los tipos y cantidades correctas de grasas.
Para esto no hay una fórmula mágica que sirva a todo el mundo, por eso debes explorarte y conocerte. Un médico especialista o un diplomado en nutrición pueden ayudarte a ello.
Quinta herramienta: tienes que ser totalmente sincera respecto a la conexión comida-emoción
Los estudios han demostrado que el estrés emocional no expresado ni resuelto produce cambios metabólicos que inhiben la descomposición de las grasas. A esto se le añade que es habitual la tendencia a comer alimentos de mayor aporte calórico y peor valor nutricional.
Por eso, debemos ser sinceras en cuanto a nuestra relación con la comida y examinar de qué modo la utilizamos. Tenemos que respondernos a las preguntas de cómo, cuándo, dónde, en qué momento y cómo te sientes.
Este simple ejercicio nos ayudará a romper la negación con la comida. No podremos aplicar ninguna recomendación para mejorar la nutrición hasta que no hayamos analizado de manera sincera nuestros problemas en relación a la comida y nos hayamos comprometido a hacer las paces con ellos.
Sexta herramienta: analiza tu programación cultural
Desde su etapa tribal, el ser humano ha comido lo que le han dicho que estaba bien comer. Así, aquello que llevamos toda la vida comiendo es lo que entendemos que es sano y seguro para nosotros, pero no tiene por qué ser así.
Por esto, aunque se ha entendido siempre que los alimentos grasos y calóricos más tradicionales son necesarios, hoy no nos hacen falta y, por ende, nos están matando.
Aunque durante muchos años nos han pesado y medido para calcular qué nos falta o nos sobra para llegar a un ideal cultural, hoy en día debemos saber que cada mujer tiene un peso natural en el que su cuerpo va a permanecer la mayor parte del tiempo si come lo necesario y hace ejercicio con regularidad.
Anhelar unas medidas determinadas no tiene mucho sentido, es importante que marquemos un índice de masa corporal saludable para nuestro cuerpo. Además, hay que tener en cuenta que no es lo mismo un peso de 52 kilos con una constitución ósea y muscular vigorosa que el mismo peso con una constitución corporal mediana o pequeña.
El peso, como medida de salud, es engañoso y ambiguo, por lo que la imagen que de nosotras proyecta es en sí misma destructiva, así como una forma errónea de pensar en la salud.
Fuente bibliográfica consultada: “Cuerpo de mujer, sabiduría de mujer”, de Christiane Northrup
https://mejorconsalud.com/7-herramientas-de-cuidado-nutricional-en-la-mujer/
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