La percepción sensorial depende de las expectativas generadas en el cerebro superior, ha descubierto una investigación de la Universidad de Tubinga que ha descifrado las vías por las cuales el cerebro altera su propia percepción del mundo exterior.
© Gerd Altmann
Cuando interactuamos con el mundo, como cuando nos acercamos para tocar un objeto, el cerebro se anticipa y modula las señales sensoriales según su naturaleza.
Por ejemplo, nosotros no podemos hacernos cosquillas a nosotros mismos. Tocamos las mismas zonas del cuerpo que nos hace sentir cosquillas cuando son tocadas por otra persona, pero no nos altera en absoluto si las tocamos nosotros.
La explicación es conocida desde hace tiempo: los receptores táctiles situados en la parte sensible de la piel pueden sentir el tacto como cualquier otro receptor, pero en algún punto del camino hacia las áreas del cerebro superiores donde se "percibe" este contacto, el sentimiento se altera.
Esto se debe a que cuando nuestro dedo toca nuestra propia piel, nuestro cerebro se anticipa al impacto y reduce la intensidad de la señal y evita la sensación de cosquillas.
La nueva investigación, desarrollada por Cornelius Schwarz y Shubhodeep Chakrabarti y publicada por Nature Communications, ha descubierto cómo funciona este proceso de la percepción.
Tres resultados
En primer lugar, ha determinado que la activación sensorial (el hecho de sentir algo a través de los sentidos) tiene lugar en el tronco cerebral y no en la ruta neuronal que recorre la señal provocada por la percepción.
En segundo lugar, que, cuando el cerebro lo considera oportuno, las señales táctiles procedentes de la percepción sensorial se reducen y mitigan o anulan la reacción psicológica (caso de las cosquillas). Este descenso de la intensidad de la señal táctil se produce a través de las áreas cerebrales superiores, lo que ha llevado a los investigadores a concluir que la percepción sensorial depende de las expectativas generadas en el cerebro superior.
Una tercera constatación de esta investigación es que pudo localizar dónde se inicia el bloqueo de una señal sensorial cuando el cerebro no la reconoce o acepta: en la corteza somatosensorial primaria. Se trata de una zona del área superior del cerebro que es la responsable de nuestra percepción de la presión, la temperatura y algunos aspectos del dolor.
Chakrabarti explica en un comunicado que la corteza somatosensorial es la que avisa al tronco cerebral de la próxima llegada de la señal sensorial. El tronco cerebral clasifica entonces la señal sensorial entrante (antes de que llegue) y permite o no su acceso a la consciencia (la reacción psicológica). Y añade: "claramente, la percepción sensorial no es una calle de sentido único".
Toda esta investigación se desarrolló con ratas a las que sometieron a diferentes pruebas relacionadas con la percepción de sus bigotes. Durante cada prueba, los científicos registraron la actividad de las células individuales en el tronco cerebral de la rata utilizando electrodos.
¿Cómo percibimos el mundo?
Este estudio trae a colación una pregunta filosófica acerca de cómo construimos nuestro mundo en el nivel más básico: ¿representamos fielmente los estímulos del mundo exterior, o tenemos ideas preconcebidas sobre el mundo que usamos como una plantilla, y sólo nos damos cuenta cuándo fallan al mostrarnos lo que vemos o sentimos?
La psicología ha encontrado evidencias para apoyar ambas líneas de discusión, señalan los investigadores.
"La razón por la que estas preguntas son tan difíciles de responder es porque las predicciones que genera el cerebro son muy difíciles de identificar", dice Cornelius Schwarz. "Sabemos que en la percepción activa, en algún lugar a lo largo de la línea, las señales son bloqueadas.
Pero dónde se origina esa compuerta, en qué punto se interceptan las señales provenientes de los órganos sensoriales y qué vías neuronales toman estas señales, son preguntas que hemos intentado responder durante años".
Esta investigación ha aclarado algunas de ellas.La percepción es todo aquello que interpretamos de lo que sentimos. Puede ser activa (si nos interesa) o pasiva (si la ignoramos). Se forma a través de la estimulación sensorial, que introduce información al sistema nervioso procedente de nuestros sentidos.
Este proceso tiene tres fases concretas: la física (estimulación del órgano receptor sensorial), la fisiológica (la información sensorial se transforma en información neuronal que activa al sistema nervioso) y la fase psicológica, cuando la información pasa a la consciencia y genera una reacción de la persona.
Esta investigación ha desentrañado algunos de los secretos de todos estos procesos que nos permiten percibir el entorno en el que vivimos.
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