domingo, 13 de junio de 2021

El Café ¿aumenta los niveles de Tensión Arterial?

La planta del café es originaria de Etiopía y aunque en Europa somos grandes consumidores de esta bebida, no es hasta 1450 que es introducido en nuestro continente y su consumo no se extiende hasta mediados del siglo XVIII. 

En la actualidad, alrededor del 63% de los españoles adultos se declaran consumidores habituales de café.

Un metaanálisis publicado en Revisión Anual de Nutrición (2017) pone un poco de orden sobre si el consumo regular de esta popular bebida es saludable y la cantidad recomendada de la misma.

Resultados del estudio

Durante más de 20 años se han estudiado los efectos del café sobre la salud humana. Esta revisión ha encontrado que el consumo regular de café reduce en un 5% las enfermedades cardiovasculares y lleva a una disminución del 30% de riesgo de diabetes tipo 2 y de enfermedad de Parkinson. Así pues, los cafeteros están de enhorabuena.
Valor nutricional del café

Esta bebida aporta prácticamente cero calorías (siempre que no se mezcle con leche y/o azúcar) y la sustancia más relevante que nos aporta es la cafeína. Este alcaloide es un estimulante natural del sistema nervioso ya que llega a todas las células del organismo y facilita que se produzca el impulso nervioso entre ellas.

Dado que necesitamos poca cantidad de café para preparar una buena taza (la mayoría es agua) apenas tiene valor nutricional pero sí es cierto que nos aporta cierta cantidad de polifenoles, sustancias con capacidad antioxidante y antiinflamatoria que son responsables tanto de los beneficios asociados a su consumo como del aroma, grado de acidez y sabor tan característicos del café.

La combinación de estos dos componentes presentes de forma natural en el café, cafeína y polifenoles, tienen, según los estudios, efectos específicos sobre las enzimas que regulan la función hepática, la reparación del ADN y el metabolismo de la glucosa y la insulina.

¿Cuánto café consumir?

Entre los adultos sanos se admite un consumo de café moderado, es decir, unas 3-4 tazas de café al día. De hecho, aunque son pocos los estudios que midieron los niveles séricos de cafeína, los que sí lo hicieron hablan de beneficios máximos alrededor de las 4 tazas al día, esto es en torno a los 300- 400 mg de cafeína. Habrá que tener en cuenta que estos datos arrojados por el estudio, que habla de hasta 4 tazas, serán variables en función del tipo de café consumido y su concentración en alcaloide.

Un consumo prolongado genera que el organismo se habitúe a la cafeína, razón por la que cuando una persona que suele tomar café no lo consume puede experimentar sensación de fatiga, sueño, irritabilidad, dolor de cabeza o falta de concentración.

La mayor controversia del café, la subida de tensión arterial

La cafeína produce un aumento de la tensión arterial y de la frecuencia cardiaca pero sólo de forma ligera y sobre todo transitoria, es decir, que el consumo de café no puede provocar que una persona se vuelva hipertensa. Estudios recientes arrojan un dato curioso sobre esta controversia y es que muchos de los grandes consumidores de café también son fumadores por lo que, al no distinguir en los estudios entre consumidores que fuman y los que no, los datos sobre el aumento de la tensión arterial podrían deberse al hábito tabáquico.

Otras precauciones a tener en cuenta con el café:
La cafeína aumenta la producción de ácido clorhídrico y pepsina en el estómago por lo que en las personas con problemas de acidez o malestar digestivo no está recomendado su consumo.
Al ser un estimulante natural, el café nos ayuda a evitar el cansancio y la fatiga, aumenta la concentración y los reflejos y favorece la función intelectual.
Tiene efecto diurético por lo que grandes dosis de café podrían provocar cierta deshidratación.
La cafeína tiene efecto vasoconstrictor por eso algunos medicamentos utilizados para tratar la migraña llevan esta sustancia entre sus componentes.
Conclusiones

Por tanto, el consumo de café está recomendado en población general adulta hasta las 3-4 tazas al día (según concentración) dentro de una alimentación saludable, a excepción del embarazo donde parece que podría aumentar el riesgo de aborto espontáneo. En casos de acidez, hipertensión arterial o riesgo de deshidratación se debe moderar su consumo.


Fuentes:


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