Los tratamientos basados en dietas de restricción alimentaria tienen consecuencias psicológicas como depresión, irritabilidad, trastornos del sueño, alteraciones del humor, obsesiones con el alimento y hasta accesos bulímicos que acaban con un alto número de fracasos, según afirma la vicepresidenta del Instituto Danone, la doctora Ana Sastre.
Para la profesora de Nutrición y Dietética de la Universidad de Barcelona (UB) Pilar Cervera, unos buenos hábitos alimentarios "no pueden imponerse" y una buena nutrición "no debe basarse en una dieta exacta y estricta", basta con que sea "suficiente" (y no excesiva), equilibrada (55% de hidratos de carbono, 30% de grasas y 15% de proteínas), variada (conteniendo alimentos de todos los grupos) y adecuada.
Además, la doctora Cervera ha añadido que "cualquier dieta debe adaptarse a los gustos, las costumbres, las creencias y las posibilidades de cada individuo, ya que comer no debe ser solo nutrirse".
La propuesta de los profesionales sanitarios, como ha puesto de manifiesto el profesor de Nutrición y Bromatología de la UB Abel Mariné, pasa por "una adecuada educación alimentaria".
En ella, apunta, "deben estar implicados todos los estamentos sociales, la escuela, las administraciones, los medios de comunicación, la industria y los profesionales sanitarios y en la que participen activamente los sujetos".
En este sentido, los programas de educación nutricional "deben aspiran a generar actitudes y conductas alimentarias positivas para la salud, al tiempo que tratan de generar hábitos de vida saludable, una alternativa con más éxito que las dietas restrictivas".
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