Al menos eso dicen los científicos de la Universidad Northwestern, Estados Unidos, quienes, tras revisar los resultados de 26 estudios publicados entre 1978 y 2010, han sugerido que el cuerpo es capaz de percibir el “futuro”. Es decir, que las premoniciones tienen una base física.
Según el estudio, el organismo es capaz de responder con cambios en los sistemas nervioso y cardiopulmonar, así como en la piel, a hechos importantes sin claves conocidas:
Según el estudio, el organismo es capaz de responder con cambios en los sistemas nervioso y cardiopulmonar, así como en la piel, a hechos importantes sin claves conocidas:
“The phenomenon is anomalous, some scientists argue, because we can’t explain it using present-day understanding about how biology works; though explanations related to recent quantum biological findings could potentially make sense. It’s anticipatory because it seems to predict future physiological changes in response to an important event without any known clues, and it’s an activity because it consists of changes in the cardiopulmonary, skin and nervous systems.”Ya se sabía que el subconsciente conoce bastante más de la realidad que nuestra mente consciente.
(Fuente: Northwestern University)
Lo que no había quedado claro hasta ahora, sin embargo, es “si los seres humanos tienen la capacidad de predecir eventos importantes futuros, incluso sin ningún tipo de pista sobre lo que va a suceder”, explica Julia Mossbridge, autora principal del estudio e investigadora del Laboratorio de Neurociencia de la Northwestern.
Por ejemplo, se supone que una persona que esté jugando a un videojuego en el trabajo, con los auriculares puestos, no podrá oír a su jefe cuando este se encuentre a la vuelta de la esquina.
“Sin embargo, nuestro análisis sugiere que si estuviera en sintonía con su propio cuerpo, esa persona sería capaz de detectar estos cambios anticipatorios entre dos y 10 segundos antes (de que el jefe llegue) y cerrar el videojuego a tiempo”, asegura Mossbridge.Esta forma de percepción permite que el organismo responda a estímulos que aún no han sido registrados de forma consciente. Para entender mejor cómo, citaremos un extracto de un artículo anterior donde se reflexionaba sobre la “ilusión” del tiempo:
La investigadora añade que ese individuo tendría incluso la posibilidad “de abrir la hoja de cálculo en la que se suponía que estaba trabajando. Y, con suerte, hacerlo todo antes de que el jefe entre en la oficina”.
(Fuente: Tendencias 21)
Sabemos que existe un desfase entre la emisión de un estímulo y su recepción neuronal de, según las versiones, unas doscientas a cuatrocientas milésimas de segundo, aunque nuestro cuerpo puede reaccionar antes. Esto quiere decir que, antes de ser conscientes de la causa, ya hemos ejercido la reacción a la misma. Sin embargo, solemos pensar que nuestros comportamientos son libres tras haber sido conscientes de la causa y haber decidido, por voluntad propia, emprender la reacción que estimamos oportuna.
Por ejemplo, se considera que un atleta ha hecho una salida nula si su reacción al disparo es inferior a las 100 milésimas de segundo. El corredor jurará que escuchó el disparo y luego reaccionó, pero los legisladores de este deporte se han informado de que no pudo ser consciente del disparo hasta un poco más tarde.
Existe un experimento denominado “fenómeno phi” que explica este asunto de la causa y el efecto:
El experimento se realiza con dos puntos de colores diferentes, azul y rojo, por ejemplo. Al observador se le muestra una sucesión de ambas imágenes, una a la izquierda y otra a la derecha un instante después. El observador tendrá la sensación de que hay un mismo punto que se ha movido y cambiado repentinamente de color en mitad de su trayectoria.
Puesto que la trayectoria es una ilusión, y el punto rojo sólo aparece realmente al final, el observador no ha podido percibir el color rojo antes de ese momento final. Sin embargo, es cierto que ha visto el rojo antes de que se le mostrara un punto cuyo color no sospechaba siquiera.
¿Precognición? Sin duda, pero no como la solemos interpretar.
Nuestra mente, eso con lo que nos identificamos y que nos muestra “la realidad”, filtra aquello que llega a nuestro cerebro. Éste registra el segundo punto, el rojo, pero aún no somos conscientes: nuestra mente está todavía haciéndonos conscientes del primer punto, el azul. Puesto que ya ha visto el punto rojo, nos presenta una cómoda transición hacia el mismo. ¡Nos miente! Por nuestro bien, se supone… para que todo se ajuste a nuestros gustos… o convicciones.
Desde nuestra creencia de estar viviendo el presente, lo que ha hecho nuestra mente es ir al futuro, que no es sino donde ya está nuestro cerebro, comprobar el resultado de un fenómeno, regresar a donde estamos y establecer el camino que nos llevará al resultado que ha visto.
Esto quiere decir que no somos conscientes de ningún “presente”, sino que nuestra mente recrea algo que ya ha pasado, lo ordena para que se ajuste a nuestra lógica y a como entendemos que deben funcionar las cosas y, finalmente, nos lo muestra como si lo estuviéramos viviendo y controlando. Pero, según se ve, es una ilusión. Sólo experimentamos nuestros pensamientos, igual que un sueño. La realidad en sí misma nos lleva unos cuantos pasos de ventaja.Fuente: http://www.erraticario.com/ciencia/la-premonicion-se-convierte-en-hecho-cientifico/?utm_source=feedburner&utm_medium=feed&utm_campaign=Feed%3A+Erraticario+%28erraticario%29
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