Cuando observamos casos como los de los implantes o prótesis de mama Poly Implant Prothese (PIP) muchos nos preguntamos hasta qué punto existe manipulación de la evidencia científica. Este producto, como tantos medicamentos que luego se retiran, era legal. Fue aprobada su comercialización por las autoridades sanitarias. Se supone que tras la revisión de extensa documentación científica que demostrase su efectividad y seguridad.
Sin embargo, algo ha fallado cuando a posteriori se ha reconocido que la silicona usada en esas prótesis no era la de la calidad anunciada sino de una mucho más baja. Y algo sucedió cuando hubo de retirarse el fármaco Agreal de la circulación tras llevar 22 años aprobado para los sofocos de la menopausia. O el Caso Vioxx, el antiartrítico que causó miles de infartos cerebrales y de corazón y cuyo fabricante ocultó datos claves de su seguridad a las autoridades sanitarias para que se lo aprobaran.
Y tantos medicamentos sobre los que no se ha contado TODA LA VERDAD y sabemos que están haciendo daño y continúan vendiéndose. Leed Las medias verdades ocultas sobre la vacuna del papiloma.
No son hechos aislados es la macabra cotidianidad con la que convivimos como si nos hubiésemos acostumbrado.
El gasto en productos de la industria (principalmente medicamentos y dispositivos) se ha disparado en los últimos 15 años y representa una parte sustancial del gasto sanitario. Los enormes intereses financieros implicados en el desarrollo y comercialización de medicamentos y dispositivos pueden haber dado un poder excesivo a estas industrias para influir en la investigación médica, la política y la práctica clínica.
En dicho contexto se inscribe un artículo de investigación producido por autores australianos, estadounidenses e ingleses de University College London, University of Sydney y Stanford University; que resume adecuadamente la problemática de los conflictos de interés con la industria farmacéutica en todos esos niveles.
En una conferencia ofrecida en la Academia de Medicina, el médico Abel Novoa, explica cómo manipula las percepciones una industria que ha conseguido la polimedicación de la población. Se refiere en esta amena presentación a otra estrategia de venta, la más perversa: la manipulación de la evidencia que pretende y consigue sesgar el conocimiento médico y, por tanto, perjudicar a la ciudadanía. Os recomiendo verla, está avalada por la otra evidencia científica, la honesta.
Publicado por Miguel Jara (@MiguelJaraBlog) el 20 de abril de 2013
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