La depresión es uno de los problemas de salud más importantes del mundo y sus efectos en la salud pública, en la economía y en la calidad de vida de las personas, son enormes. Es poco conocido el dato, pero según la OMS, la depresión será en el año 2030 la enfermedad más importante del mundo, es decir, la enfermedad con mayor número de personas que la padecen, por encima de las enfermedades cardiovasculares, accidentes, etc.
En un estudio llevado a cabo en una Universidad de Finlandia, se refuerza la hipótesis de queuna dieta sana tiene el potencial, no solo de luchar contra la depresión, sino también de prevenirla.
Sin embargo, no es el único estudio que afirma esto. Aquí os pongo un vídeo del 2009 de un médico de la Clínica Universidad de Navarra (es del 2009):
Con respecto al estudio finlandés, los participantes, más de 2.000 hombres finlandeses de mediana edad, fueron seguidos durante un promedio de 13 a 20 años. Su dieta se midió mediante cuestionarios donde se registraba lo que estas personas comían y con qué frecuencia. La información sobre los casos de depresión se obtuvo del Registro Nacional de Hospitales.
Este estudio se centró en medir el estilo de vida de las personas y en este caso en particular, en cómo su dieta podía influir en los síntomas de la depresión.
El estudio sugiere que tanto el tratamiento de una depresión ya diagnosticada como la prevención de ésta, necesitan de nuevos enfoques de tratamiento.
En este sentido, la dieta y otros factores de estilo de vida son posibilidades a estudiar en el tratamiento y prevención de la depresión. Las personas que padecen depresión tienen habitualmente una dieta con baja cantidad de nutrientes. Pero hasta ahora no estaba claro si este tipo de dieta de baja calidad, con pocos nutrientes, tenía algún efecto sobre las personas que padecen depresión.
Una dieta saludable caracterizada por la ingesta de frutas, verduras, grano, aves, pescado y queso bajo en grasa, se ha demostrado estar asociada a una baja prevalencia de síntomas de depresión y a un bajo nivel de riesgo de recaídas.
Por otro lado, una dieta basada en comida basura, patatas fritas, postres azucarados, barritas dulces, azúcar, carnes procesadas, alimentos manufacturados y envasados, puede incrementar los síntomas de depresión.
Contrariamente a lo que se pueda pensar, en el estudio, tanto el consumo de té, como el de bebidas con cafeína, no se relacionó con incremento en el riesgo de depresión.
El mero hecho de participar durante 3 años en un estudio sobre el estilo de vida hizo que los participantes mejoraran su rendimiento, y lo que es más importante, se demostró que la bajada de peso se asociaba con una gran reducción en los síntomas de depresión.
En los últimos tiempos se repiten los estudios que muestran que el estilo de vida de las personas es cada vez más un factor importante a tener en cuenta ante cualquier enfermedad.
Poco a poco se va demostrando cómo afectan factores como: los patrones de sueño y descanso, los niveles de estrés, la dieta e incluso las relaciones personales y los estados emocionales, en el desarrollo de enfermedades y sobre todo en la prevención de estas.
¿Has probado, si te sientes decaída/o, a cambiar lo que comes?
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