La llegada del frío y los consiguientes cambios extremos de temperatura pueden originar o acentuar problemas cutáneos muy comunes como la sequedad y las rojeces.
Uno de estos inconvenientes es la cuperosis, formada por pequeños vasos capilares venosos que se hacen visibles y que generan manchas rojizas en el rostro similares a una tela de araña.
Las cremas hidratantes y los protectores solares previenen la cuperosis. (Foto: Fotolia)
La aplicación de corticoides, el abuso del tabaco, el estrés o la menopausia son otras de las causas que provocan esta alteración.
Aunque pueden aparecer en todo el rostro, la cuperosis suele localizarse en narices, pómulos, mejillas y barbilla, afectando sobre todo a mujeres y a personas con la piel clara y sensible.
El Dr. Fernando Ordás, dermatólogo de Clínica Ordás, ha elaborado una serie de recomendaciones para prevenir y cuidar la piel en esta época de bajas temperaturas que os desgranamos aquí:
- No salgas a la calle sin aplicarte crema. El principal problema de la piel en invierno es la pérdida de hidratación ocasionada por el frío. La vasoconstricción de los capilares y la sequedad de la piel son los síntomas más visibles.
En este sentido, las pieles grasas sufren menos que las secas al poseer una capa hidrolipídica que las protege de los factores climáticos adversos. Como esta capa es más escasa en pieles secas, resulta más fácil percibir un aumento de la sequedad producida por temperaturas bajas.
En ambos casos, pero sobre todo en este último, hay que programar una hidratación adecuada que recomponga la capa hidrolípidica responsable de proteger la piel de los factores externos. Lo más recomendable es la combinación de lociones que contengan ceramida, ácido lactónico y otras sustancias dermoprotectoras.
Para las pieles sensibles es mejor utilizar cosméticos con principios activos calmantes y descongestivos como la avena, la rosa mosqueta, la glicerina o el aloe vera.
- Presta atención a las zonas más sensibles. Las zonas más vulnerables son las más expuestas, pero también aquellas donde la piel es más fina, como el contorno de ojos y labios.
Por ejemplo, la piel de los labios se hace más sensible al frío, al viento y al calor al ser semimucosa y porosa. Porque además, la capa semimucosa carece de las glándulas sebáceas que protegen la epidermis y apenas posee melanina que proteja la piel de forma natural frente a los rayos ultravioleta.
- Si vas a la nieve. Ya sea para esquiar o simplemente de excursión es necesario usar productos específicos para montaña. En concreto, necesitas protector solar (no es exclusivo del verano),contorno de ojos y protector labial.
No olvides repetir la aplicación cada pocas horas para no quedar desprotegido/a. Por otra parte, para el resto del rostro aplica una crema hidratante muy nutritiva y que contenga antioxidantes.
Si a pesar de estas recomendaciones el problema persiste, siempre quedaría la posibilidad de acabar con la cuperosis con láser de una forma rápida y sencilla. Sin embargo, lo mejor es mantener estos cuidados para evitar que vuelva a aparecer en otra zona.
La intervención se realiza con un láser decolorante cuya energía es absorbida por el color rojo del capilar, rompiendo el endotelio (la capa interna que recubre el vaso sanguíneo) y provocando el colapso del vaso.
El organismo se ocupa de reabsorber los vasos sanguíneos dañados hasta que desaparecen sin dejar rastro. Pese a que con este tratamiento nunca vuelven a aparecer, sí pueden dilatarse otros nuevos, por lo que habrá que seguir unas pautas para prevenir que vuelva la cuperosis.
El número de sesiones se decide en función de la cantidad de telangectasias y de cada piel, pero la media está entre 1 y 3 en intervalos de 30 días.
Después de cada sesión, que suele durar unos 15 minutos, es normal que la piel quede un poco enrojecida e incluso que pueda aparecer algún pequeño hematoma, un inconveniente que se reabsorberá en pocos días y que se puede disimular con maquillaje.
Por Monica De Haro
Fuente: http://es.tendencias.yahoo.com/
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