(QUO) — La Organización Mundial de las Alergias (WAO, por sus siglas en inglés) estima que en todo el mundo una tercera parte de los adultos y la mitad de la población infantil presenta algún tipo de reacción alérgica. ¿Por qué algunas personas son más sensibles que otras?
La palabra “alergia” se usa para englobar los padecimientos que tienen en común una inflamación exagerada y de alta intensidad en nariz, bronquios, ojos o piel, explica Claudia González, experta en Biomédica Básica del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav) a la revista QUO.
Una reacción alérgica se produce cuando el organismo entra en contacto con un alérgeno, es decir, un agente biológico externo. En las personas susceptibles, el alergeno provoca que la inmunoglobulina tipo E (IgE), producida por el sistema inmunitario, lo reconozca como “un ataque”, por lo que se produce la inflamación de ciertas partes del cuerpo como mecanismo de protección.
Existen dos grupos de alergenos: los inhalables (polen, esporas, hongos, caspa de perros y gatos) y los no inhalables (huevo, nueces, cacahuates, trigo, soya, pescados y mariscos; así como picaduras de garrapatas, abejas o avispas). También pueden provocar reacciones alérgicas los metales, el látex, los cosméticos y algunos medicamentos.
Muchas alergias van de la mano de las estaciones del año: hay quienes son alérgicos al polen que se genera en primavera; unos sufren por los hongos de la temporada de lluvias, y otros saben que su pesadilla comenzará en invierno, cuando árboles, como el encino, tienen su etapa de polinización.
“Pero no todos los pacientes que estornudan continuamente son alérgicos”, aclara Guillermo Velázquez Sámano, jefe del Servicio de Alergias e Inmunología del Hospital General de México.
Los especialistas coinciden en que quienes sufren alguna alergia recorren un largo camino para hallar el diagnóstico y el tratamiento adecuados.
Para comprobar si un paciente es alérgico, es necesario realizar estudios clínicos como rayos X en pecho y nariz, análisis de sangre, muestras de heces fecales, examen de la mucosa nasal y una espirometría, prueba que mide el funcionamiento de los pulmones. Hasta ahora, el tratamiento más efectivo son las vacunas individualizadas.
La fabricación de vacunas consta de varios pasos: primero se purifican los alérgenos; después, con un sistema de filtración, se obtiene un extracto concentrado, el cual se puede guardar en el refrigerador hasta por tres años. La dosis del concentrado se combina con una solución de sales, cloruro de sodio y fenol y se administra a los pacientes.
En el laboratorio del Servicio de Alergias e Inmunología del Hospital General de México se fabrican alrededor de 600 vacunas al mes. Las dosis más solicitadas son para alergias al fresno y a los ácaros del polvo. El paciente paga 51 pesos por cada frasco de 10 mililitros que recibe y es responsable de aplicarse la inyección dos veces a la semana, así como de ir a su cita médica para revisión y adquisición de la vacuna.
A medida que avanzan el tratamiento, la cantidad de alérgenos en la vacuna se aumenta para lograr que el paciente se vuelva resistente. Sin embargo, el mayor problema es que una vez que los pacientes comienzan a sentirse mejor, abandonan el tratamiento, el cual puede durar de tres a seis años.
Las vacunas pueden aliviar algunos síntomas de las alergias, pero no son la panacea. Los científicos siguen en la búsqueda de una cura definitiva para este padecimiento, el cual ha ido en aumento desde hace 50 años.
Investigadores de la Universidad de Stanford y Berna, en Suiza, desarrollaron la molécula artificial DARPin E2-79, aún en investigación, para inhibir la interacción de la inmunoglobulina tipo E con ciertos receptores celulares, y así evitar la inflamación de los tejidos cuando están en contacto con un alérgeno.
En tanto, investigadores de la Universidad de Notre Dame, en Estados Unidos, desarrollaron un inhibidor heterobivalente que se inocula en el torrente sanguíneo y se adhiere a las células antes que los alérgenos, de ese modo se detiene la reacción alérgica o se evita que comience.
Otros grupos en Estados Unidos, Francia y Holanda analizan la posibilidad de prevenir las alergias mediante la lactancia o por medio del contacto con los animales, sobre todo con perros. Otros científicos determinaron que el consumo de frutas y verduras, con alto contenido de fibra, disminuye los síntomas.
Y mientras algunos investigadores están concentrados en buscar la cura, otros tratan de encontrar cuáles son los genes relacionados con cada uno de los alérgenos y la manera de lograr que no se hereden estas reacciones alérgicas de padres a hijos.
Sin embargo, la predisposición genética no es la única razón por la que desarrollamos alergias. El medio ambiente en el que vivimos interviene directamente en nuestro rechazo a los diversos agentes biológicos o sustancias, asegura Emma Calderón, investigadora del Laboratorio de Inmunotoxicología y Mecanismos Moleculares de Toxicidad del Cinvestav.
Este es un fragmento de un artículo publicado en la edición de junio de 2014 de la revista QUO, que es parte de Grupo Expansión. La firma edita en México 17 revistas y 11 sitios de internet, entre ellos CNNMéxico.
http://mexico.cnn.com/salud/2014/08/25/por-que-algunas-personas-son-mas-propensas-a-las-alergias
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