El hospital de St. Luke University en Pennsylvania, Estados Unidos, ha anunciado la creación de una granja de cinco acres en la que planea cosechar más de 20 mil kilos de alimentos orgánicos.
Los alimentos serán distribuidos en los seis hospitales de su red para que sus empleados, visitantes y especialmente sus pacientes puedan beneficiarse de una dieta orgánica.
“Una dieta basada predominantemente en plantas es una medicina extremadamente poderosa, a veces mejor que la medicina que tomamos”, dijo la Dra. Bonnie Coyle, la directora de salud comunitaria de St. Luke. Coyle alabó los beneficios de los alimentos orgánicos.
Más allá de que St. Lukes pueda obtener beneficios económicos de vender su comida orgánica más cara –como un lujo dentro de la mala fama que tiene la “comida de hospital” y la moda de la comida orgánica– la medida es una señal prometedora en un industria de salud que tiene el mal hábito de recetar enormes cantidades de fármacos y descuidar el poder de la comida para sanar el cuerpo. La mayoría de los doctores ha olvidado el postulado fundacional de Hipócrates, a quien se le atribuye la frase “que tu alimento sea tu medicina”. Quizás no haya ninguna señal más evolutiva y armónica que una sociedad que no necesita otra cosa que lo que come (y lo que cosecha) para mantenerse sano, más allá de utopías futuristas de medicina genética o nanotecnológica.
Un estudio reciente mostró que la comida cultivada bajo métodos orgánicos es más nutritiva. Quizás debido a métodos como el monocultivo, el uso de pesticidas y demás ingredientes tóxicos, hemos dejado de recibir los efectos medicinales de los alimentos. La comida-medicina a fin de cuentas es resultado de una tierra sana, rica en minerales y oligoelementos, la cual a su vez se traduce en un cuerpo sano. Esto se ha perdido, por eso es tan importante retomar prácticas de cultivo orgánico.
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