Cocinar con agua de mar es altamente beneficioso para nuestra salud debido a su aporte de minerales y nutrientes y reduce el uso y consumo de la sal común.
Determinados alimentos, en zonas cercanas a la costa, históricamente han sido conservados con agua de mar, obteniendo resultados muy conocidos como el pulpo a la feira o las papas “arrugás” así como diferentes tipos de marisco.
Parece bastante coherente descongelar, limpiar o cocinar marisco y/o pescado utilizando la misma agua de donde proviene, el agua que es su hábitat. De esta manera el alimento no pierde sus sales minerales al estar presentes en las mismas proporciones; es una manera muy sana de potenciar el sabor y mejorar la calidad nutricional del alimento.
Ventajas de cocinar con agua de mar
Cocinar con agua de mar tienes distintas ventajas sobre la cocina con el agua tradicional:
Por un lado se evita la pérdida de sabor de los alimentos derivada de usar el agua corriente para cocinar.
Ayuda a potenciar el sabor de los alimentos en nuestras comidas.
Cocinar con agua de mar proporciona a los alimentos un alto valor nutricional debido a su alto contenido en calcio, manganeso o yodo.
No contiene conservantes ni colorantes de ningún tipo de productos químicos.
Reduce el uso de la sal común y con ella se ven reducidos todos los problemas que causa, o puede causar, en nuestra salud.
Proporciones para cocinar con agua de mar
Para el marisco: 100% agua de mar.
Para el pescado: 80% agua de mar, 20% agua dulce.
Para las verduras y legumbres: 80% agua de mar, 20% agua dulce.
Para las patatas: 100% agua de mar.
Para la carne y la pasta: 25% agua de mar, 75% agua dulce.
Para el arroz: 20% agua de mar, 80% agua dulce.
Diferencias entre cocinar con sal o con agua de mar
Como hemos visto en el apartado anterior uno de los múltiples beneficios que obtenemos de cocinar con agua de mar, es que se reduce el uso de la sal común en nuestra cocina y con ella desaparecen todos sus inconvenientes.
El exceso de sal provoca que aumente la eliminación de calcio a través de la orina favoreciendo la osteoporosis.
Debido a lo mencionado en el anterior punto, también es perjudicial para aquellas personas que padezcan cálculos renales, que por norma general suelen ser de tipo cálcico.
El consumo de salazones y encurtidos favorece la infección de la mucosa del estómago.
La sal provoca hipertensión, y la hipertensión es la principal causa de ictus y una de las principales de infarto, por tanto deben tener precaución aquellas personas con problemas cardiovasculares. A mayor es la edad mayor es el riesgo.
Consumir sal de forma excesiva aumenta la retención de líquidos.
La sal disminuye la sensibilidad de las papilas gustativas, produciendo habituación y llegando a convertirse en una “droga” para algunas personas que no son capaces de controlar su consumo.
En grandes cantidades, la sal puede erosionar el recubrimiento del estómago llegando a provocar úlceras e infecciones y predisponiendo para la posible aparición de tumores gástricos.
Como podéis observar el uso del cloruro sódico, (la sal común), con la que cocinamos habitualmente, tiene una larga lista de inconvenientes para nuestra salud.
Bien, toda esa lista desaparece al cocinar con agua de mar ya que conseguimos potenciar el sabor de nuestros alimentos con las sales minerales que esta agua nos brinda y aumentamos el valor nutricional de nuestros alimentos, pero sin ninguno de los inconvenientes para nuestra salud provenientes del uso de la sal.
Fuente: En Buenas Manos
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