"Siento decirlo, pero tiene cáncer".
Prácticamente todo el mundo tiene una conexión personal con alguien con cáncer, y por eso nos son demasiado familiares los desagradables y en ocasiones insoportables efectos secundarios de la quimioterapia y la radiación.
¿Y si hubiera una forma mejor de tratar el cáncer? ¿O una manera de reducir la dosis necesaria de quimioterapia y radiación?
El secreto puede depender de cómo metabolizamos el azúcar.
Un estudio reciente mostró que simplemente cambiando el tipo de azúcar con el que se alimenta a ratones, manosa en vez de glucosa, los investigadores pudieron reducir el crecimiento de las células cancerosas (la manosa es un azúcar simple -o monosacárido- como la glucosa, pero es mucho menos común en el cuerpo).
Además, los autores del estudio mostraron que las células cancerosas se vuelven más susceptibles a la quimioterapia en los ratones alimentados con manosa.
Su éxito da más respaldo a la idea de que las células cancerosas tienen un metabolismo celular alterado. Las células cancerosas dependen de la glucosa para obtener energía y su captación de glucosa es más alta, el llamado efecto Warburg.
Encontrar una forma segura y efectiva de cambiar la energía celular, pues, parece tener potencial para reducir el crecimiento celular y mejorar los resultados de los tratamientos convencionales como la radiación, la quimioterapia y la cirugía.
Algo importante a tener en cuenta respecto a los hallazgos de este estudio es que solo los ratones con un nivel bajo de la enzima fosfomanosa isomerasa tuvieron un beneficio significativo. Parece ser que esta enzima convierte la manosa en fructosa. Es posible que las células cancerosas pudieran usar la fructosa como energía, mientras que no pudieron usar la manosa.
Aunque son hallazgos interesantes, puede que sean irrelevantes. La forma más efectiva de alterar el suministro de energía celular para que no dependa de la glucosa no es consumir un azúcar diferente, como la manosa, sino no consumir nada de azúcar, una combinación de cetosis nutricional y ayuno.
Cuando estamos en estado de cetosis, nuestro cuerpo deja de utilizar glucosa como energía y usa la oxidación de ácidos grasos con la producción de cetonas. Este cambio de glucosa a cetonas es algo que las células cancerosas no pueden hacer, así que la cetosis es una potencial terapia adyuvante para el cáncer.
Parece claro que la glucosa es el enemigo. Afortunadamente, tenemos las herramientas para reducir la dependencia de nuestro cuerpo a la glucosa.
¿Conseguirá esto mejores resultados en los tratamientos del cáncer? Todavía no tenemos evidencia significativa para decirlo.
Sin embargo, hay numerosos estudios en marcha para investigar esta cuestión, y hay motivo para tener esperanza. No hace falta la manosa.
Comentario: Al respecto, puede leer también:
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Y no se pierda la entrevista que le hemos realizado a Alfonso Fernández, de Cáncer Integral, donde hablamos la respecto de los beneficios de la dieta cetogénica contra el cáncer:
https://es.sott.net/article/63920-Cambiar-el-tipo-de-azucares-que-consume-puede-mejorar-el-tratamiento-contra-el-cancer
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