En 2002 la Unión Europea prohibió la comercialización de salmón del Báltico en todos los países miembros, excepto en Suecia, Finlandia y Lituania, donde está permitido el consumo, pero no la exportación.
El salmón bañado en estas aguas tiene unas altas concentraciones de dioxinas, compuestos químicos –principalmente, subproductos contaminantes de procesos industriales– que hacen peligroso su consumo. Según la Organización Mundial de la Salud, cuando las dioxinas se consumen en grandes cantidades, pueden causar daños al sistema inmunológico, lesiones en la piel, daños al hígado e, incluso, cáncer.
Y en el salmón del Báltico las concentraciones son tres veces mayores que en el pescado de otros orígenes.
En los países bálticos el riesgo es bien conocido, y la ciudadanía está concienciada: los niños menores de dieciocho años y las mujeres embarazadas no deben tomarlo más de 2 o 3 veces al año, y para el resto de la población la cantidad máxima recomendada es de una ración por semana. Pero en el resto de Europa pocos se acordaban de la prohibición de este tipo de salmón. Hasta ahora.
Según ha desvelado un documental de la televisión sueca SVT, una empresa francesa, Pêcheries Nordiques, estuvo vendiendo salmón sueco por todo Francia entre 2011 y 2012, sin percatarse de que su comercialización era ilegal, y sin dar información de ningún tipo acerca del origen del producto y sus potenciales peligros para la salud. La empresa, cuyos principales clientes fueron los hipermercados franceses Carrefour e Intermarché, llegó a importar 103 toneladas de salmón de Suecia.
“Nadie nos dijo que era ilegal”
El escándalo salió a la luz después de que las autoridades suecas informaran en abril que habían detenido una exportación ilegal de salmón que había salido del puerto de Karlskrona, al sur del país. Tras esto, los responsables de Pêcheries Nordiques admitieron a la cadena de televisión sueca haber importado salmón del Báltico a Europa sin que las autoridades se percataran siquiera.
El director de la empresa, François Agussol, explicó después a AFP que su compañía estaba actuando de buena fe: “Nadie nos dijo que era ilegal”. Y ha asegurado que los test que realizaron los técnicos de la propia compañía no revelaron la presencia de dioxinas.
El salmón contaminado podría haber llegado a Francia, Dinamarca, Holanda, Alemania y Reino UnidoTras la revelación del fraude, la Agencia Sueca de Alimentación ha admitido a la BBC que Pêcheries Nordiques no es la única empresa que ha estado importando salmón del Báltico. Según ha explicado el portavoz de la agencia, Jan Sjoegren, el pescado contaminado se ha estado exportando también a Dinamarca y Holanda.
La cadena de televisión sueca que realizó el documental al respecto va más allá y asegura que al menos 200 toneladas de salmón báltico podrían haber escapado a la prohibición y habrían llegado también a Alemania y Reino Unido.
Sjoegren ha explicado que la agencia alimentaria sueca se ha percatado del fraude del salmón tras intensificar los controles alimenticios debido al escándalo de la carne de caballo. El portavoz ha explicado, además, que están investigando a otras dos empresas que podrían estar implicadas en la exportación ilegal.
El inspector de la Agencia Sueca de Alimentación, Pontus Elvingsoson, explicó en el documental que el escándalo podría ser más peligroso que el de la carne de caballo, pues este pescado “tiene serios efectos a largo plazo en la salud”.
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