David Whipple es un hombre de Utah que hace 14 años, en 1999, se compró una hamburguesa en un McDonalds. Se la metió en el bolsillo del abrigo, con su ticket y su bolsita de cartón y se olvidó de ella.
El abrigo acabó en un armario y su mujer encontró la hamburguesa un año después, haciendo limpieza. La dejó ahí para preguntarle a su marido el porqué de conservar esto en el bolsillo. Pero a ella también se le olvidó preguntárselo. La hamburguesa se pasó allí otros cinco años hasta que uno de sus hijos la encontró.
Y la hamburguesa estaba en perfecto estado, igual que recién hecha. Cuando observamos las fotos, sólo se nota que el pepinillo se ha desintegrado, pero por lo demás está perfecta, sin moho, ni mal olor, perfecta.
La familia decidió guardarse la hamburguesa para recordar por qué no hay que comer comida basura e incluso le hicieron una web donde van celebrando sus cumpleaños y donde escriben post con efemérides del tipo: "Cuando esta hamburguesa fue hecha en 1999, Clinton era presidente y los Nokia eran lo más". La enseñan en los colegios, a los amigos... es la estrella de la familia.
Hace dos días salieron en un programa de televisión donde le hicieron la "autopsia" a la hamburguesa y comprobaron que estaba perfecta. La noticia empezó a extenderse y ha sido muy viral en cientos de medios de todo el mundo, una de las grandes historias de la semana.
McDonalds ha tenido que emitir un comunicado explicando que lo que le había pasado a la hamburguesa es que en lugar de pudrirse se había secado, porque es lo que le pasa a un alimento que ya está bastante deshidratado y que se guarda en un sitio con poca humedad ambiente.
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