Cada vez hay más personas que descubren que sufren de intolerancia a la lactosa pero nunca queda lo suficientemente claro qué es la lactosa y porqué se da la intolerancia.
¿Qué es la lactosa?
La lactosa es un hidrato de carbono (azúcar) que está presente en la leche, es por ello, que también es conocida con el nombre de azúcar de la leche. El nombre procede del latín lac (leche) y -osa (azúcar).
Como curiosidad que os puede resultar interesante, la lactosa fue descubierta en 1619 por Fabriccio Bartoletti y la leche más rica en lactosa es la leche materna pues contiene un 9%. Es tanto el uso que se hace de este tipo de hidrato que se usa tanto en la industria alimenticia como en la farmacéutica.
Es importante tener en cuenta que no sólo los productos tradicionalmente elaborados con leche pueden contener lactosa sino que en forma de estabilizador de aromas se usa para otro tipos de productos como en los embutidos, por lo que es importante que a la hora de realizar la compra, comprobemos debidamente cuáles son los ingredientes que componen los alimentos que consumimos tanto habitualmente como esporádicamente.
¿Por qué se produce la intolerancia a la lactosa?
Cuando hablamos de intolerancia a la lactosa hacemos referencia a un déficit de lactasa en el organismo que tiene como consecuencia la incapacidad de convertir la lactosa en sus azúcares que puede generar una sintomatología variada pero que se centra en el aparato digestivo: diarreas, distensión abdominal con/sin dolor, molestias, digestiones lentas, etc.
¿Cómo se produce la intolerancia a la lactosa?
A grandes rasgos podemos diferenciar tres tipos de intolerantes a la lactosa:
Intolerancia primaria: Entre los 4 y los 6 años comienza a descender la actividad de la lactasa (fundamental para desdoblar la lactosa) hasta que desaparece por completo o a penas se produce. El origen de este tipo de intolerancia suele estar relacionada con factores étnicos y genéticos por lo que se clasifica como permanente.
Intolerancia secundaria: A diferencia del anterior, la lactasa desaparece o disminuye por causas pasajeras, lo que supone que la intolerancia es temporal y, pasado un tiempo, se puede volver a consumir lactosa.
Deficiencia congénita de lactasa: El bebé ya nace con una enfermedad metabólica que le impide digerir la lactosa por lo que es un intolerancia permanente pero, que hasta hace relativamente poco, era grave ya que el recién nacido no podía tomar la leche materna. Por fortuna, es un tipo de intolerancia infrecuente.
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