martes, 10 de junio de 2014

Las ramas del Tantra.

El tantra, una de las variantes del hinduismo y budismo, es una doctrina que utiliza el deseo como camino hacia la continuidad de la luminosidad (o realización personal). El objetivo es lograr una perfecta integración de la energía femenina y masculina a través del placer total (más que el sexual).

De acuerdo con la leyenda, los escritos tántricos aparecieron en las manos de Buda alrededor del siglo VI a. C.; existe un tantra de la mano derecha y uno de la izquierda. En ellos se detallaban técnicas de meditación, conducción sensorial y ritualización a través del acto sexual. Si nos damos cuenta, este enfoque es radicalmente diferente al resto de las doctrinas del yoga.

En el tantra se busca “fusionar los aspectos masculinos y femeninos del cosmos en un estado de conciencia extática”, a través del conocimiento, la práctica, la acción y la conducta. Para ello es necesario recorrer el sendero de la energía de Shakti a Shavi, es decir, de un estado de consciencia individual a uno de conciencia pura. El objetivo, al final del camino, es llegar a un despertar en un estado de “superconciencia”.

Uno de los cimientos para alcanzar ese estado es a través del mandala, una tradición artística que simboliza el universo en equilibrio, donde el dios de la Conciencia Pura (Shiva) y la diosa del Poder Dinámico y de la Energía (Shakti) dan origen a todo.

Hay diversos diseños de mandalas, cuyos patrones geométricos representan metafísica o simbólicamente el centro de todo, así como de diferentes materiales. Los dul-tson-kyil-Khor o mandalas de polvos de colores consisten en colocar, cuidadosamente, millones de granos de arena en una plataforma.

El Yoga Tantra parte de la idea de que nuestra sexualidad, nuestros impulsos amatorios, realmente representan un deseo metafísico más profundo, dicho de otra manera, nuestras aspiraciones espirituales más altas están encerradas bajo la forma de sexualidad.

Es tan sólo una canalización incorrecta, el abuso podríamos decir, de esta fundamental fuerza del sexo, la que se demuestra perjudicial para la evolución espiritual del ser humano. Además, básicamente la sexualidad representa la tendencia fundamental de unir el (+) y el (-), el Sol y la Luna, el Yang y el Yin, el masculino y el femenino, para alcanzar la condición final de la unión, que es la neutralidad o el absoluto (0), la paz del andrógino espiritual, que resume en sí mismo todas las potencialidades de la manifestación. Esta meta, realmente común en todas las sendas espirituales del planeta, está recogida en el Tantra de varias maneras, y esto da origen a varias ramas del sistema Tantra.

A grandes rasgos, los expertos dividen el Tantra en dos corrientes principales: el Tantra de la Mano Derecha, y el Tantra de la Mano Izquierda. Esta primera división procede de la naturaleza de los métodos prácticos usados para alcanzar la condición de Unidad: si los métodos reales, físicos, de la unión sexual son utilizados, entonces estamos hablando del Tantra de la Mano Izquierda, mientras si sólo se usan técnicas simbólicas o meditativas (y el sexo físico es excluido) estamos en la esfera del Tantra de la Mano Derecha.

A menudo, es muy difícil trazar un límite entre las dos divisiones, desde que hay escuelas que usan métodos pertenecientes a las dos partes. El Tantra de la Mano Derecha a menudo corresponde con algunas de las grandes corrientes espirituales escépticas del planeta, en las cuales la unión se busca con una entidad, personificación o encarnación divinas, o a veces simplemente con seres sobrenaturales de varios grados.

Aunque aquí estamos tratando de un tipo de relación “sexual”, no es realmente una manifestación sexual lo que encontramos, sino más bien una espiritual, a veces simbólica, forma de actuar, cerca de lo que llamaríamos amor; uno de los ejemplos más accesibles para el pensamiento occidental es el llamado sexo-astral, de dicho de otra manera las experiencias eróticas que suceden en un estado de sueño.
Otros ejemplos históricos podrían ser las relaciones místico-eróticas de las monjas cristianas con Jesús, la erótica devoción de las Gopi indias por Krishna, el amor místico de los trobadores y los caballeros, el culto a los Diez Grandes Poderes Cósmicos en algunas escuelas Tántricas, etc. aunque la tradición establece rotundamente que el Tantra de la Mano Derecha es el más elevado de las dos ramas, los Maestros también establecen que los hombres de Kali Yuga, hoy día, especialmente en el oeste, debido al espesor (o materialidad) de su espíritu, son prácticamente incapaces (con muy raras excepciones) de seguir esta senda, que comienza desde un punto demasiado abstracto; en consecuencia, se nos aconseja el Tantra de la Mano Izquierda, que comienza de un punto más cercano a la realidad, más concreto, y resulta más adecuado para nuestro nivel.

Como siempre se ha dicho, el Tantra de la Mano Izquierda implica la práctica real de actividades sexuales físicas; por esta razón, y algunas ridículas especulaciones escolares (como que la mano derecha es la ‘correcta’, y en consecuencia la otra debe ser necesariamente la ‘incorrecta’), muchos ‘moralistas’ han llegado a culpar al Tantra de la Mano Izquierda de ser una horrible herejía, y una desviación espiritual, relacionada con la fornicación y la magia negra, la cual no parece conducir a ningun logro espiritual.

Incluso hoy, que la moral es bastante permisiva (a veces demasiado), Vama Marga, la senda de la Mano Izquierda, está vista aún con mucho escepticismo por aquellos de mente estrecha, cuya sexualidad es frustrada, y por aquellos que nunca han intentado de modo práctico sus métodos. Sin embargo, debe ser claramente establecido que en el Tantra de la Mano Derecha el sexo no se practica por el sexo en sí mismo, sino como un instrumento para ir más alla de éste, para alcanzar la salud, el equilibrio, mejores relaciones de pareja, autocontrol, y en algún caso los estados superiores de consciencia, culminando en el Shamadi.

También puede ser útil mencionar que hay sendas situadas de alguna manera en la ‘línea’, en el límite entre las sendas de la Mano Derecha, y las de la Mano Izquierda, que reúnen y usan con armonía métodos pertenecientes a ambas partes. Un ejemplo sorprendente se puede encontrar en algunas escuelas de Hatha Yoga; la palabra Hatha procede de las dos raíces del sáncrito Ha (sol) y Tha (luna), que hacen del Hatha Yoga la disciplina “de la unión del sol y de la luna”, dicho de otra manera del (+) y el (-), del masculino y el femenino. En consecuencia, el genuino Hatha Yoga es un tipo de Tantra en el cual la unión de aspectos del macho y de la hembra sucede dentro de quien la practica, a través de métodos específicos, lo cual conlleva una condición final de equilibrio interior, armonía, y poder. De hecho, es sabido que el Hatha Yoga es un instrumento tántrico típico en el entrenamiento, y que en la mayoría de los Tantras Ashram de la Mano Izquierda se considera una práctica indispensable. Sin embargo, volviendo al tema inicial de este párrafo, se puede observar que los estudiosos aún tienen dificultades para decidir si el Hatha Yoga en sí mismo pertenece a la corriente de la Mano Derecha (en cuanto que el sexo físico no está necesariamente implicado) o a la de la Mano Izquierda (siendo tan físico, y llevando consigo una especia de sexo físico inmanente). Pero, para los practicantes del Hatha Yoga todas estas distinciones tienen poca importancia, pues están muy concienciados con los resultados prácticos, efectivos, de su disciplina espiritual, y no con teóricas especulaciones.

Desde este último punto de vista, es posible distinguir dos direcciones principales de uso de la energía sexual: la evolutiva y la “mágica”. La primera implica que las técnicas tántricas, y la energía resultante son usadas para conocerse a uno mismo, para la evolución espiritual, para alcanzar la condición de auto-realización, la consciencia divina. Esto se puede lograr tanto por un practicante individual en la búsqueda de la Verdad, como por una pareja de Buscadores de la Transcendencia, en cuyo caso el cumplimiento va más alla, haciendo que su relación amorosa roce la Eternidad. Este último ideal, muy apreciado por el alma humana, y atormentador a veces, implica sin embargo un gran deseo de compromiso espiritual, o de entrega por parte de los dos compañeros, y esto es un logro raro, excepcional.

La segunda dirección permite el uso de la energía controlada para lograr todo tipo de metas mundanas (salud, éxito, riqueza, poder, seducción, influencia, ciertas capacidades…) al menos de una manera ‘mágica’ (tal vez la palabra no sea la correcta, pues a menudo evoca un entorno oculto, siniestro y asfixiante; sin embargo ha sido usada en ausencia de otra palabra mejor). Aquí también hay a menudo dificultad para encontrar un límite claro entre las dos direcciones, pues hay escuelas y practicantes que siguen las dos al mismo tiempo. Sin embargo, desde el punto de vista del uso ‘mágico’ de la energía, han sido establecidas tres posibles subdirecciones, normalmente llamadas:

1. Tantra blanco, en el que la energía se usa exclusivamente para propósitos espirituales beneficiosos, superiores, como la curación, el apoyo psíquico, facilidad en la evolución espiritual, etc.

2. Tantra rojo, dedicado enteramente a la obtención de tanto placer como sea posible, y satisfacción personal, de una manera egoísta de algún modo, y sin ningun horizonte espiritual, pero sin embargo sin implicar ninguna acción maligna, demoníaca o satánica, ni el daño a ningún ser sensitivo. Esta dirección, o desviación, es bastante tíipica en los practicantes occidentales.

3. Tantra negro, dirigido hacia oscuros cumplimientos relacionados con los mundos oscuros de una naturaleza demoníaca y a menudo satánica, y cuyos resultados son dañinos para los seres sensitivos, para la evolución espiritual, y para el entero equilibrio universal, en general.

http://tantra.com.uy/ramas.htm

http://www.maestroviejodespierta.com/2014/06/09/las-ramas-del-tantra/

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