Nuestro organismo está cargado de toxinas procedentes de la alimentación, medicamentos y otros contaminantes. Esa intoxicación permanente facilita la aparición por ejemplo, de alergias. La medicina biorreguladora evita sus síntomas sin efectos secundarios.
Uno de cada cuatro españoles es alérgico al polen de plantas, como gramíneas y olivos, cuya polinización suele comenzar a finales de abril. La medicina biorreguladora es un nuevo tipo de homeopatía de segunda generación, que puede ayudar a evitar los síntomas, como rinitis y asma, sin los efectos secundarios de los tratamientos convencionales.
El asma o la rinitis no son la causa directa de la alergia al polen en sí, sino la reacción del organismo ante su presencia, como si fuera un agresor. El sistema inmunitario al intentar protegernos produce anticuerpos responsables de los síntomas de la reacción alérgica. Lo explica la doctora Carrasco, inmunóloga del Hospital Ramón y Cajal de Madrid y vicepresidenta de la Asociación para el Estudio de la Medicina Biorreguladora.
A su juicio, esta reacción puede evitarse con la "medicina bioreguladora": "Es un alternativa perfecta ya que utiliza pequeñas dosis de principios vegetales y minerales, que consiguen aliviar y prevenir todos los síntomas de las rinitis o la congestión", asegura la doctora Carrasco.
La Sociedad Española de Alergología Pediátrica calcula que entre 800.000 y 1 millón de niños son alérgicos. También se pueden administrar con cualquiera de los medicamentos convencionales, incluso a niños. En los niños las reacciones alérgicas también se manifiestan en trastornos del sueño, dificultades de concentración en el colegio o con ojos y nariz hinchados.
Una de las primeras recomendaciones para los pacientes alérgicos es, según el doctor Jesús Agudo, profesor de Medicina de la Universidad Autónoma, es eliminar las toxinas con un tratamiento que actúa en los tres órganos necesarios de eliminación: hígado, riñón y piel dispensado en farmacias.
El largo periodo de lluvias durante el invierno hace prever una concentración de pólenes este año del doble que el anterior a menos que siguiera lloviendo o se produjera un verano adelantado. En las ciudades también aumenta el riesgo debido a las partículas diesel de los coches que se adhieren a los pólenes y potencia por tanto su capacidad alergénica.
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