Nariz fría, Corazón cálido Por Bryna Brennan
Toda la fuerza de sus 14 años está concentrada en tirar de la cuerda, entre risas y chillidos desafiantes, a los que su fiero adversario responde con gruñidos amenazadores. ¿Gruñidos? Sí, gruñidos.
El contrincante es un perro, un golden retriever. El niño es residente del hospital psiquiátrico de Washington, D.C., y Oso, su rival, es uno de los diez perros que visitaron a los pequeños ese sábado.
Durante casi una hora, perros y niños, y a veces niñas, retozan y juegan. Luego, un asistente reúne a los participantes: a todos. Los cansados adolescentes se sientan en el piso del gimnasio; los perros sin aliento recuestan la cabeza en el regazo de los niños. "¿Con qué perro se identificaron?", pregunta el instructor a los niños. "¿Por qué? ¿Qué les llamó la atención de ese perro?"
Un niño pequeño, cuya voz apenas comienza a adquirir la gravedad del tono adulto, señala al golden retriever, ahora jadeante. "Oso", dice con orgullo. "Él aguanta".
Este programa está administrado por PAL (People Animals Love), un grupo de voluntarios sin fines de lucro formado en Washington, D.C, hace 20 años para ayudar a las personas solitarias. Después fueron a las prisiones, los hogares de convalecencia y los hospitales. El programa depende de voluntarios que comparten sus animales domésticos; no sólo perros, sino también gatos, hámsters, aves u otra mascota.
La terapia con mascotas se está popularizando en instituciones de todo el mundo, como puede comprobarse al realizar una búsqueda de programas de voluntarios en Internet. "No hay duda del valor de la terapia con mascotas para la salud pública", dice el Dr. Primo Arámbulo, coordinador del Programa de Salud Pública Veterinaria de la Organización Panamericana de la Salud (OPS). "Surte efecto en el mundo industrializado, desde luego, pero también en el mundo en desarrollo, donde los animales domésticos también proporcionan compañía y calidez".
Beneficios de la terapia con mascotasLos beneficios de la terapia con mascotas han sido probados fehacientemente. Según Delta Society, líder mundial en este campo, "quienes investigan la interacción entre las personas, los animales y el ambiente natural consideran muy difícil sobrestimar la importancia de los animales en la vida de las personas en cualquier sitio". Desde 1977, esta organización ha estudiado la relación entre los animales domésticos, los dueños de mascotas y los prestadores de asistencia.
El contacto frecuente con animales domésticos agrega al menos un año a las tasas de supervivencia de la cardiopatía coronaria, contribuye a disminuir la presión arterial y el nivel de estrés y ayuda a la socialización de los niños pequeños. Además, los ancianos que tienen perros van al doctor con menos frecuencia que los que no, los dueños de animales domésticos soportan mejor las contrariedades graves, las mascotas dan sensación de compañía y elevan la autoestima de los niños.
En Potomac Ridge Behavioral Health Adventist HealthCare, un hospital de la región de Washington, D.C., el personal ha empezado a vigilar la presión arterial de los jóvenes antes y después de las visitas de las mascotas. Se ha registrado "una disminución significativa de la presión arterial en los jóvenes que participan en las visitas de animales domésticos", dice Gayle M. Sutch, directora de terapia ocupacional.
El Dr. José Miguel Caldas de Almeida, coordinador del Programa de Salud Mental de la OPS, afirma que la terapia con mascotas podría integrase a las estrategias de salud mental. "Es fácil comprender por qué funciona. Es muy importante tener relaciones y los animales ayudan". Para muchos pacientes no es sólo el tacto o el contacto físico, sino también el acto de cuidar a una mascota.
Los perros de terapia brindan un afecto incondicional, que da sensación de bienestar. "El proceso de cuidar a otros, de criar, tocar, abrazar, proteger, alimentar y guiar, evoca los mismos sentimientos y reacciones fisiológicas que recibir cuidados", según Delta Society. "En fin, cuando cuidamos a otros sentimos como si nos estuvieran cuidando. Por eso los amos están tan seguros de que sus animales domésticos les dan muchísimo amor".
Según Judy Lumsden, coordinadora de voluntarios de PAL, "las personas se sienten menos solas, menos tristes, menos deprimidas" durante las visitas y después. Los dueños de las mascotas también se van con la sonrisa en los labios. Ellos también comparten ese sentimiento cálido con las personas que, evidentemente, aprecian las visitas.
Mundialmente se le está concediendo más reconocimiento y estudio a estos beneficios. En el 2001, la Organización Mundial de la Salud copatrocinará la conferencia anual de la Asociación Internacional de Organizaciones de Interacción Humano-Animal, en Río de Janeiro. Durará tres días y se prevé que asistan 500 delegados de 25 países.
"Habrá ponencias que examinarán todos los aspectos de nuestras relaciones con los animales: histórico, cultural, transcultural, demográfico, de salud pública, veterinario, terapéutico, psicológico, sociológico y etológico", informa un comunicado de prensa.
"Habrá ponencias que examinarán todos los aspectos de nuestras relaciones con los animales: histórico, cultural, transcultural, demográfico, de salud pública, veterinario, terapéutico, psicológico, sociológico y etológico", informa un comunicado de prensa.
Se busca un temperamento no temperamental
Los perros son los terapeutas animales más comunes y, usualmente, se trata de mascotas bonitas, cuyos amos están dispuestos a compartirlas, en vez de otros perros, muy entrenados, que se utilizan para ayudar a los discapacitados visuales y motores. El animal para este tipo de terapia debe ser sociable, tranquilo, tolerante y amistoso.
El temperamento es el factor más importante. Por ejemplo, un perro excesivamente dinámico podría parecer amenazante, mientras que un perro excesivamente tranquilo luciría apático. En los hogares de convalecencia, los perros deben mostrar entusiasmo por su trabajo, ser atentos con los pacientes y no interesarse en otros animales.
No se deben desanimar cuando un paciente perturbado grita o cuando no les hace caso un paciente con Alzheimer. Ni importarles las discapacidades físicas, las vendas, las sondas ni las cabezas afeitadas. Sólo tienen que recostar la cabeza en el regazo de los pacientes que lo deseen y transmitir claramente el mensaje de que disfrutan de su trabajo mientras reciben suaves caricias.
No se deben desanimar cuando un paciente perturbado grita o cuando no les hace caso un paciente con Alzheimer. Ni importarles las discapacidades físicas, las vendas, las sondas ni las cabezas afeitadas. Sólo tienen que recostar la cabeza en el regazo de los pacientes que lo deseen y transmitir claramente el mensaje de que disfrutan de su trabajo mientras reciben suaves caricias.
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