En 2030 más de la mitad de los estadounidenses podrían ser obesos, lo que le costará a la economía del país unos 500.000 millones de dólares. Sin embargo, la industria de la alimentación hace todo lo posible para mantener ‘enganchada’ a la sociedad.
Con uno de cada tres adultos clínicamente obeso y el 40% de los niños con sobrepeso, EE.UU. es ‘el país más gordo’ del mundo. La nación estadounidense se enfrenta a una creciente crisis de salud pública. Según los expertos, eso se reflejará aun más en las próximas dos décadas cuando aumente drásticamente el número de casos de diabetes, enfermedades cardiovasculares y cáncer en un país que ya tiene un sistema sanitario sobrecargado y a punto de colapsar.
Sin embargo, los fabricantes de alimentos, que se interesan solo en mantener a los clientes y aumentar al máximo sus beneficios, parece que no ven o no quieren ver problemas de salud pública.
“Lo que hicieron estos científicos de los alimentos es crear en el laboratorio estos elementos químicos que son muy dulces, muy grasos y muy salados. Y lo llaman el punto de la felicidad. Pero eso significa que crearon alimentos adictivos que al llegar a los consumidores les enganchará y van a tener ganas de volver a por más y más alimentos de este tipo”, dijo a RT Elizabeth Kucinich, del Comité de Médicos para una Medicina Responsable.
Entre tanto, la iniciativa de las autoridades de Nueva York de prohibir la venta de bebidas azucaradas y gaseosas en esa ciudad no encontró apoyo entre las multinacionales. En ese entonces los representantes de empresas como Coca Cola o McDonalds defendieron que esta decisión no es una forma eficaz para hacer frente al problema del sobrepeso, y que restringe la libertad de elección de los consumidores.
Además de los productos azucarados, gran preocupación de los expertos en nutrición se debe a la caseína o beta-lactoglobulina, una proteína de la leche utilizada en los alimentos procesados que también tiene cualidades adictivas.
“La caseína es una proteína de la leche. Cuando entra en nuestro sistema digestivo, se convierte en casomorfina, un derivado de la morfina, por tanto con propiedades opioides. Estimula un poco nuestro cerebro y nos da placer”, explicó a RT Kenneth Kendrick, una de las defensoras de los derechos de los consumidores.
En opinión de Kendrick, la razón por la cual los alimentos en EE.UU. se elaboran llenos de estos ingredientes químicos adictivos es “la codicia”. “Ellas (multinacionales) deliberadamente buscan hacer los productos más adictivos porque eso impulsa las ventas y seguirá impulsando generaciones de ventas”, dice.
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