En China, GlaxoSmithKline (GSK) acaba de ser acusada de sobornar por millones de dólares a médicos locales. De nuevo. No es ni mucho menos la primera vez aunque sí sea la última (¿penúltima?).
Narro en mi libro Laboratorio de médicos, que GSK, como buena parte de las farmacéuticas, desarrollan estas campañas de manera perfectamente planificada, han fomentado esta corrupción al dotar económicamente a sus visitadores médicos y exigirles realizar estas prácticas.
No es un “cuento chino”. Sin salir de Argentina, la compañía Pfizer, la número uno del ranking mundial tras GlaxoSmithKline, ha sido acusado de practicar “una conducta delictiva” y de financiar “un oscuro sistema de sobornos a los médicos en el marco de la cadena de comercialización de los medicamentos”, según dictaminó el Juzgado Nacional de lo Criminal de Instrucción Número 27 de Buenos Aires (Argentina), durante un juicio contra dos de sus ex jefes de zona del departamento comercial.
Hace sólo un año que Pfizer acordó con la autoridades estadounidenses pagar una multa de 15 millones de dólares, así como el reembolso de 26,3 millones de dólares en beneficios, antes que se emprendan procesos criminales contra ella por sobornar a médicos. Lo hizo porque sale más barato pagar, claro. Los sobornos se produjeron en Rusia, Bulgaria, Croacia, Kazajistán, Serbia, República Checa, China e Italia. ¿En España no?
Hace unos días, Pfizer aceptó pagar casi 500 millones de dólares en acuerdos civiles en Estados Unidos. El Departamento de Justicia indicó que la farmacéutica Wyeth, que Pfizer compró en octubre de 2009, entrenó a representantes de ventas para que alentaran a los médicos a prescribir Rapamune no sólo para la prevención de un rechazo de riñones trasplantados, incluso dándoles bonificaciones por hacerlo.
Rapamune fue aprobado en 1999, sólo para su uso en pacientes de trasplante de riñón. Las leyes federales prohíben que las farmacéuticas promuevan medicamentos para usos no aprobados específicamente por la Administración de Alimentos y Medicinas (FDA en inglés).
Esto ya había ocurrido con el medicamento de Pfizer Neurontin, lo que abunda en que estas empresas sonreincidentes en sus delitos (o se intenta la vía penal o nada cambiará salvo que pagan multas cada vez más altas). El mayor acuerdo en la historia es de 3.000 millones de dólares, pagado por la farmacéutica británica GlaxoSmithKline en julio de la año pasado.
Por su parte, Bayer entre retiradas de medicamentos, alertas sobre algunos que están en las farmacias y daños silenciados, podemos argumentar que participa mediante este tipo de prácticas en favorecer una epidemia “fantasma” de Reacciones Adversas a los Medicamentos (RAM). Como bien comenta la citada publicación:
Hace unas semanas, en Canadá, una investigación acusó a la farmacéutica de la muerte de al menos 23 mujeres que consumían las píldoras anticonceptivas Yaz y Yasmin. También en Suiza las autoridades sanitarias han iniciado una investigación por la muerte de una joven en circunstancias similares. A partir de documentos reservados obtenidos de fuentes sanitarias canadienses, la cadena CBC News aseguró que losmédicos y los farmacéuticos de ese país coinciden que las píldoras Yaz y Yasmin son sospechosas de provocar la muerte de decenas de mujeres, que en su mayoría fallecieron repentinamente de coágulos de sangre.
Sólo hemos comentado sobre las “novedades” de tres multinacionales farmacéuticas. Si tratamos de los problemas legales que están teniendo o van a tener este tipo de compañías -que se conocen en el mundo anglosajón como Big fharma- debemos citar las demandas en curso o que se pondrán en nuestro país por los daños de la vacuna del papiloma(y de otras vacunas); de Agreal; de muerte durante ensayos clínicos; de prótesis PIP, de antipsicóticos como risperidona o Risperdal y otros psicofármacos, bifosfonatos como Fosamax, etc.
Estad muy atentos. Llevamos tiempo avisándolo, numerosos medicamentos están haciendo daño y cada vez ocupan más a los tribunales de Justicia las demandas de quienes los padecen.
Fuente: Miguel Jara
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